lunes, 28 de septiembre de 2015
CAPITULO 25 (primera parte)
Furia sonó en el bosque silencioso.
Ellos todavía estaban vivos.
Había sido una planificación ideal. Una pequeña bomba activada por calor debajo del asiento del conductor que explotaría al azar. Debió ser la mejor manera de matarlos, perfectamente imposible de encontrar mientras se derretía en el interior del motor ardiendo.
Venganza sin penalizaciones.
Provocar el incendio forestal en Desolation había sido una forma divertida de ver a Pedro hervir en agua caliente, el sabor dulce de la venganza por lo que había hecho. Pero esa perra, la pequeña y bonita investigadora con las tetas grandes, se había interpuesto en su camino. Y Pedro no pudo resistirse a jugar al héroe otra vez.
Arriesgando su vida para poder meterse dentro de sus ajustados pantalones.
Incendiar su habitación de hotel con una bolsa de patatas fritas y un fosforo debería haber sido suficiente para hacerla huir. Pero no. Ella todavía estaba aquí. Arruinándolo todo.
Pedro podía esperar.
La perra tenía que morir
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario