jueves, 29 de octubre de 2015
CAPITULO 30 (tercera parte)
Pedro estaba haciendo todo lo posible para ahogarse en ella, para seguir perdiéndose a sí mismo en la suavidad de su piel, en el sabor de su boca, en la sensación de su lengua contra la suya.
Y aún así, minuto a minuto, podía sentirse fuera de control, como una cuerda que se desenrollaba desde adentro hacia afuera, estrangulando sus entrañas en las vueltas mientras giraba más y más rápido.
Le estaba costando todo lo que tenía mantener la calma.
Durante toda su vida, sus instintos habían sido mantenerse en movimiento, usar la sangre y el sudor para superar los problemas. Pero esto era un infierno de problema. Y en este momento, lo único que tenía sentido era ir a un lugar donde lo único que importaba era la sensación. Donde su único objetivo era conducir a Paula más alto, utilizar las manos y su boca para volverla suave y flexible debajo de él, oírla gritar su nombre mientras se corría.
La llevó a una parte profunda en el lago donde podía pararse, pero donde ella tenía que envolver sus piernas alrededor de él para mantenerse fuera del agua. Paula envolvió sus brazos alrededor de su cuello y él no la besó con fuerza, no esta vez. Quería que este momento durara para siempre, quería que el resto del mundo se mantuviera a un infierno de distancia.
Sólo aquí, con Paula, mientras su lengua se deslizaba y bailaba contra la suya, sentía que el profundo dolor en su interior comenzar a retroceder.
Sólo aquí, mientras sus manos se movían para ahuecar su rostro, se permitió aceptar que estar con ella era algo más que solo buen sexo, que estaba temblando por el poder de su conexión.
Sólo aquí, en el agua fría y oscura, mientras Paula lo guiaba a su interior con un jadeo de placer, y él se dejaba caer completamente en ella, podía ver alguna luz en absoluto.
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