miércoles, 30 de septiembre de 2015

CAPITULO 32 (primera parte)




Horas más tarde, cuando la noche pasó y la luz del día volvió, los celos ardían en el bosque que rodeaba la casa de Pedro.


Ella estaba allí con él. Follando con él.


Maldita sea. Incluso después de todo lo que había sucedido, todavía lo estaban haciendo como conejos. Nada los detenía, ni las explosiones, las bombas o incluso las muertes.


Esta vez pagarían finalmente.


Así como todos los que ellos amaban.





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