miércoles, 28 de octubre de 2015
CAPITULO 25 (tercera parte)
Fragmentos de la noche anterior llegaron poco a poco a Paula mientras se despertaba. Recuerdos de placer intenso.
La boca de Pedro en ella. Gemir y gritar su nombre mientras se corría. Y luego, cada vez más despierta se dio cuenta que estaba en su cama, y todavía estaba allí con ella, sus grandes brazos sujetándola fuertemente contra él.
Estaba pasando la punta de sus dedos sobre sus caderas, la parte baja de su espalda, el costado de sus pechos. Pero todavía no lo había probado con sus labios, su lengua, y ahora era lo que más quería, así que puso sus manos sobre su pecho y dijo:
—Quiero darte placer.
Gimió y sacudió la cabeza.
—Cariño, no sé si puedo permitirte…
Esta vez, terminó su frase con un beso, empujándolo de espaldas sobre la cama.
—Eres tan hermoso —le susurró mientras corría besos por su cara, sus hombros, su pecho. Los músculos profundamente surcados en su estómago ondularon y se apretaron mientras cepillaba sus dedos sobre los picos y valles.
Su erección golpeó en su antebrazo y movió su atención hacia abajo, hacia su impresionante pene. Su boca se hizo agua y no lo pensó, simplemente hizo lo que era natural y se inclinó para saborearlo. Su cabello rozando contra él lo hizo gemir de nuevo y entonces estaba presionando sus labios sobre la piel suave y caliente de la cabeza de su polla.
Nunca había pensado en la palabra antes, pero era la descripción perfecta para su magnífica erección.
Sus manos se enroscaron en su cabello, ayudándola a tomarlo más profundo. Estaba asombrada por lo sexy que era esto, lo bien que se sentía al darle tan profundo placer.
Movió su boca lentamente hacia arriba, luego por él, una vez, luego dos veces. Con cada empuje de su lengua, se hizo más grande, más duro. Y entonces, estaba de espaldas sobre la cama y él estaba conduciéndose entre sus muslos, y ella estaba gritando su nombre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario