miércoles, 4 de noviembre de 2015
CAPITULO 49 (tercera parte)
Paula se había dicho a sí misma que no repetiría los mismos errores, incluso aunque su corazón no estaba realmente en ello. Era sólo para asegurarse que cubrían todos los ángulos. Así sabría que habían dicho todo.
Porque cuando miraba en lo más profundo de su propio corazón, creía que él la amaba. Pedro no era el tipo de hombre que mentiría sobre estar enamorado simplemente para conseguir lo que quería, para que aceptara casarse con él. Pedro nunca intentaría mantenerla en una prisión emocional como tantos otros habían hecho.
Pedro era su primer amor.
Su amor verdadero.
—Yo tampoco me he sentido de esta forma antes —admitió—. Mis sentimientos por ti también me asustan. Eres parte de mí ahora. Tan hondo que nunca seré simplemente yo otra vez. Y todo en lo que podía pensar cuando estaba en el techo y el fuego se estaba acercando era en que nunca tendría la oportunidad de decirte que sí.
Nunca nada la había movilizado tanto como el puro placer en la cara de Pedro.
— ¿Sí? ¿Cómo sí, te casarás conmigo?
—Nunca hubo ninguna otra respuesta, Pedro. Ni otra elección que hubiera podido posiblemente hacer. Te he amado casi desde el primer momento en que entraste en el porche. Cada vez que perdías el control, yo estaba justo allí contigo, ya perdida. Pero esta mañana en la playa, mis sentimientos fueron heridos. Quería hacerte pagar por ello.
—Créeme, nadie va alguna vez a trabajar tan duro como lo haré yo para hacerte feliz.
—No, Pedro, no tienes que hacer nada excepto ser quién eres. Ser el hombre al que ya amo. Porque no importa lo que ocurra entre nosotros de ahora en adelante, nunca dudaré de tu amor por mí de nuevo. No cuando siempre sabré que ambos estamos dando todo el uno al otro.
Entonces, él la besó, lento y dulce.
—Los bomberos llaman esto nuestra lista de despedida.
— ¿Lista de despedida?
—Cuando sabes que no hay salida, si el fuego se está acercando y fueras a morir, ¿a quién harías tú última llamada telefónica?
—Querrías llamar a las personas a las que más amas, para decírselo una vez más.
—Hace dos años, Samuel y mi madre encabezaban esa lista.
— ¿Y ahora?
—Tú, Paula. Siempre serás tú.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario