Dos semanas más tarde...
Arte en las montañas Adirondack había sido un día espectacular para Paula. Afortunadamente, había guardado la mayor parte de sus lienzos terminados en el sótano del centro de recreación de Blue Mountain Lake, junto con un puñado en exhibición en las paredes del restaurante, así que aunque había perdido varias de sus pinturas más recientes en el fuego, tenía suficiente para mostrar.
Pedro la había ayudado a colgar el cartel encima de su blanca y pequeña tienda abierta: "Las pinturas de Paula Chaves", y cada vez que miraba hacia este había empezado a sonreír como una idiota. Cada vez que un desconocido se paraba frente a uno de sus lienzos y le decía lo mucho que le gustaba... francamente, ni siquiera importaba si compraban uno o no. Ser parte de una comunidad de artistas era suficiente placer. Mejor aún fue el hecho de que no solo había vendido casi todo, también le habían pedido hacer varios encargos para distintos propietarios de Blue Mountain Lake.
Estaba encantada de que sus sueños de convertirse en pintora a tiempo completo estuvieran haciéndose realidad, pero la mejor parte de esto era compartir su alegría con Pedro. Cada día él había salido y recogido flores silvestres para ella. Jarrones de flores silvestres llenaban todas las habitaciones de su casa de alquiler, pétalos eran esparcidos a través de las sábanas.
Y ahora, acababa de presenciar la boda más hermosa en la isla en el medio del lago. Se sentía completamente privilegiada al sentarse en una toalla en la arena y escuchar los conmovedores votos de Samuel y Diana.
Tan pronto como Samuel y Diana habían sido informados sobre el incendio, habían cambiado sus horarios para volar antes hacia el lago. Con Poplar Cove hecho un montón de brasas, el lugar de la boda tuvo que ser cambiado. Andres fue quien había sugerido la isla, y todo el mundo había de estado de inmediato de acuerdo en que era el lugar perfecto.
No había sido fácil conseguir llevar tanta gente, decoraciones y alimentos a la isla, y todos ellos habían estado orando para que la lluvia aguantara hasta después de la boda, pero de alguna manera la prisa por conseguir todo listo había formado parte de la diversión. Y Paula estaba encantada de saber que iba a estar relacionada con Samuel y Diana en un futuro cercano.
Más probablemente muy cercano, pensó mientras ponía una mano sobre su estómago. Ella y Pedro no podían ver ninguna razón para esperar, no con un bebé en camino.
Sintió un familiar calor apurarse a través suyo, y levantó la vista para encontrar a Pedro, que estaba de pie junto a su hermano haciendo de padrino, sonriéndole.
Él articuló: “Te amo” y su estómago hizo un pequeño flip flop de alegría mientras él seguía a los novios hacia el altar informal.
Ella le lanzó un beso, luego se puso de pie para ayudar a Isabel a servir el almuerzo.
*****
Olvidando que sostenía una bandeja de entremeses de gambas a la plancha mientras los miraba, se sorprendió cuando una voz suave preguntó:
— ¿Puedo ayudarte en algo?
La ex esposa de Andres, Elisa, tomó la bandeja de las manos de Isabel de repente flojas.
—Gracias por hacer tanto para que esta boda suceda. Y la comida está maravillosa.
—De nada —contestó Isabel, poderosamente agradecida de que el hielo por fin hubiera sido roto.
Finalmente se permitió tomar una larga mirada a la mujer con la que Andres había estado casado por treinta años, Elisa seguía siendo una mujer hermosa, delgada con corte bombé castaño oscuro y gran sentido de la moda, Isabel sonrió y dijo:
—Has criado dos buenos hijos. Debes estar muy orgullosa.
—Lo estoy. —Estuvieron paradas juntas en silencio durante unos instantes, observando a los tres hombres—. He querido hablar contigo durante mucho tiempo —admitió Elisa en una voz suave—. He querido decirte que lamento lo que pasó hace más de treinta años.
Isabel encontró la mirada de la mujer.
—Yo también lo siento.
—Pero no lo cambiaría. No cedería a mis hijos por nada.
La pieza final del rompecabezas se deslizó en su lugar en el interior de Isabel. Todo sucedió por una razón.
—No podría estar más de acuerdo —dijo con una sonrisa—. Y si no te importa, me gustaría una mano con la comida.
Elisa le devolvió la sonrisa y, aunque nunca serían amigas, Isabel se alegró de saber que nunca volverían a ser enemigas.
*****
¿Qué diablos acababan de decirse una a la otra? fue su primer pensamiento, rápidamente seguido por: Sólo alégrate de que el agua parece estar corriendo bajo el puente.
Era un bastardo con suerte, había pensado eso desde el momento en que Isabel lo besó. Y estas dos últimas semanas, con Pedro y Samuel juntos, finalmente había tenido la oportunidad de navegar por el lago con sus hijos en el barco que Pedro había ayudado a construir. Había sido incluso mejor de lo que había soñado todos esos años atrás.
Esperaba navegar el lago Blue Mountain con ellos, y sus hijos, muchas veces más en los próximos años.
Después de que Pedro fuera retirado por el fotógrafo para una foto con Paula, Samuel dijo:
—Fuiste más allá de hacer posible esta boda, papá.
Andres sabía que esforzarse por hacer que esta boda suceda en la isla apenas compensaba los errores que cometió. Pero ellos no estaban más hablando sobre el pasado. Estaban avanzando, hacia un futuro mucho mejor y mucho más brillante.
—No había nada que hubiera preferido estar haciendo. —Diana, su nueva nuera, los saludó desde donde estaba hablando con el oficiante y le dijo a su hijo—: Me alegro mucho por ti y por Pedro.
—Entonces —dijo Samuel lentamente— aparte de estar aquí para ayudar a reconstruir la cabaña, ¿cuáles son tus planes exactamente?
Andres había terminado de ocultar cosas de sus hijos.
—Me voy a casar con Isabel.
Samuel lo sorprendió riendo a carcajadas.
—Infiernos, deberíamos haber hecho una boda triple.
Esa niebla que había estado recubriendo la vista de Andres todo el día retrocedió.
—No creo habértelo dicho todavía hoy, pero te quiero, hijo.
Y por primera vez desde que era un niño pequeño, Samuel dijo “Te quiero” de regreso.
*****
—No creo haber visto jamás a mi hermano y a mi padre reír juntos.
Inclinando su cabeza hacia atrás en su pecho, ella dijo:
—Sé que él no fue un gran padre, pero apuesto a que será un gran abuelo para nuestro hijo.
La atrajo más cerca y apoyó sus manos sobre su estómago.
—Nuestros hijos.
Atrapando la mirada de su abuela a través de la franja de playa, supo que ella también había visto a su hijo y nieto conectar dada la alegría en su rostro. Sorprendido como siempre por la rapidez con que sus abuelos se movían, sonrió mientras su abuela barrió a Paula en un abrazo.
—Estamos muy emocionados de que vayamos a tener otra nieta de ley pronto.
Cuando él les había dicho acerca del compromiso su abuela había dicho simplemente:
—Yo sabía que esto iba a suceder. ¿No fuimos inteligentes en alquilar Poplar Cove?
Él y Paula había decidido mantener su embarazo para sí hasta el segundo trimestre, y podía ver lo mucho que su prometida quería derramar el secreto. De alguna manera, sin embargo, sintió que su abuela ya sabía sobre el bebé. Ella siempre había tenido ojos en todas partes. Es evidente que nada había cambiado desde que él era un niño.
Su abuelo se aclaró la garganta y metió su mano en el bolsillo de la chaqueta.
—Le hemos dado a tu hermano la escritura del lote vacío al lado de Poplar Cove. Y esta, le tendió un trozo de papel, es para ti. Tu padre nos dijo que tu renovación hizo que la cabaña de madera luciera como nueva. Tu abuela y yo creemos que ya la has hecho tuya. Esto simplemente hace que sea oficial.
El día después del incendio, Pedro se había unido al equipo de voluntarios para limpiar la estructura. Cada uno de los chicos en el equipo se había acercado a Pedro en un momento u otro para decirle que deseaba que hubieran sido capaces de salvar su cabaña y cómo lamentaban que se hubiera quemado.
Estaba profundamente contento de haber estado allí durante las últimas horas de la casa. Y estaba muy ansioso por reconstruirla en los próximos meses, junto con realizar otros trabajos para varios propietarios de cabañas de madera en el lago. Ya había reservado todas las horas que estaba dispuesto a trabajar. Él y Paula habían alquilado una casa en el extremo de la bahía y se quedarían allí hasta que Poplar Cove estuviese de pie otra vez.
El fotógrafo alejó a sus abuelos un momento después y Paula dijo:
—Estoy tan feliz por ti, Pedro. Sé lo mucho que amabas Poplar Cove. Ahora es tuya.
Le dio la vuelta en sus brazos hacia él.
—No es mía. Es nuestra. La primera cosa que haremos el lunes por la mañana será ir a la corte para poner tu nombre en esto. Juntos, vamos a construir una nueva vida aquí.
Esta misma mañana, mientras había hecho algunos recados de última hora para la boda, había visto un anillo en forma de flor, cada pétalo de un color diferente y brillante en una vidriera en la calle principal. Metió la mano en su bolsillo y se lo tendió.
—Una flor silvestre —susurró ella con asombro.
—Cuando vi este anillo supe que estabas destinada a usarlo, que había sido hecho para ti —lo deslizó en su dedo anular entonces enredó sus dedos con cicatrices a través de los suaves de ella—. Toda mi vida pensé que necesitaba el fuego para sentirme vivo. Pero ahora sé que todo lo que necesito eres tú, cariño. Este anillo es una promesa de mi parte de que te voy a amarte, y cuidarte, para siempre.
Y que ella lo besara para sellar el acuerdo, fue la cosa más natural del mundo donde sus desesperadas palabras de semanas atrás en el porche florecieron en algo verdaderamente hermoso.
—Tómame, Pedro. Soy tuya.
Fin
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