miércoles, 7 de octubre de 2015

CAPITULO 14 (segunda parte)








El hombre observó a la chica desplomarse y esperó por la satisfacción de lo fácil que era mantenerla como rehén.


En su lugar, se sintió entumecido. De pies a cabeza, adentro y  afuera. Apenas podía ver a la chica, su mente se nublaba con visiones de su hermano yaciendo frío y tieso bajo una sábana blanca.


— ¿Qué quieres que haga con ella?


Se volvió hacia Mickey, un hombre musculoso pero sencillo que había contratado un puñado de veces cuando sentía que estaba por entrar en  una  situación potencialmente peligrosa. Cuando  empezó en el negocio, aprendió que  por la cantidad correcta de dinero, Mickey haría cualquier cosa que necesitara, sin preguntas.


Pero él necesitaba dormir para poder pensar correctamente. 


Simplemente mantendría encerrada a la chica hasta que urdiera su plan.


—Sólo vigílala. Asegúrate que se queda quieta.


Mickey se acercó, miró dentro del armario. Sonrió, revelando la falta de un buen dentista.


—Es bonita.


—No la toques —la cara redonda del hombre se deshizo con decepción y entonces agregó—: Aún no.


Él no quería que Mickey fuera demasiado duro con la chica antes que Paula estuviera aquí para presenciarlo. Casi sonrió ante la imagen de la rica y rubia estrella de televisión siendo forzada a ver al bruto sodomizar a su hermana.


Afortunadamente, pensó mientras iba a conseguir algo de descanso, no faltaría mucho para que él y Mickey obtuvieran exactamente lo que querían.  Mickey tendría a la chica.


Y él tendría su venganza.






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